Un poco de historia
Las artes marciales chinas tienen un
origen milenario.
A lo largo de la historia se
han utilizado diversos términos: kung fu (功夫 gōngfu “maestría”), kuoshu (国术guóshù “arte nacional”), wushu (武術 wǔ shù “arte
marcial”), chuanfa (拳法 quán
fǎ “método de boxeo”), etc.
De los términos más utilizados actualmente, kung fu y koushu hacen
referencia a “tradicional” y wushu hace referencia a “moderno”.
El término genérico de “artes marciales chinas” quizás sea el
menos conflictivo.
La
división
Con la creación oficial del wushu
moderno en 1958 "exclusivamente como deporte" de espectáculo (formas o rutinas) y
la creación de sus nuevas formas estandarizadas se creó la dilemática y la
consecuente división, más aún al considerar el nuevo gobierno chino a éste como
el oficial y en detrimento del tradicional. Así mismo, los maestros pasaban a
considerarse exclusivamente como entrenadores deportivos. Por otra parte, las formas estandarizadas eran de
nueva creación, no representaban a la gran variedad de estilos, e incorporaban acrobacias
más propias de la ópera de Beijing y la gimnasia artística, lo que provocó el
rechazo de la mayoría de los que ya conocían y practicaban las artes marciales
chinas, no así en el resto de la población a la que se le enseñó como parte de
la formación física. Esto se agravaba aún más con el hecho de que estas nuevas formas
fueran obligatorias en la competición. Y, en un principio, no se contemplaba
ninguna modalidad de combate (hasta 1982).
En España, en 1982 se reconoció el kung-fu como disciplina asociada a la Federación de Karate. Al cabo de unos años, por descontento con la federación, se solicitó al Consejo Superior de Deportes la creación de una Federación Española de Kung-fu pero fue denegada, provocando una gran disgregación de practicantes de kung-fu fuera de la federación. Algunos buscaron una alternativa con la creación, en 1986, del Departamento de Wushu como disciplina asociada a la Federación de Judo. Los nuevos dirigentes de este departamento ofrecieron a sus colegas de kung-fu su incorporación al Dpto. de Wushu pero, para respetarles el grado, les exigieron que se aprendiesen las formas obligatorias de wushu y se volvieran a examinar. El descontento general acabó con la dispersión definitiva de la gran mayoría de practicantes de artes marciales chinas fuera de las federaciones deportivas.
Incompetencia de la administración deportiva en España
Lo citado anteriormente es solo
un ejemplo de la evidencia de la incompetencia por ignorancia de la administración
deportiva en España (y también en sus comunidades autónomas), es decir, el
Consejo Superior de Deportes y los consejos deportivos autonómicos, al aprobar en
dos federaciones distintas una misma disciplina, solo por el hecho de darle un
nombre diferente (sinónimo). A esto hay que añadirle, para aumentar su grado, el hecho de aprobar
el boxeo chino como disciplina de la federación catalana de kick-boxing… Y una
larga lista de incongruencias (Defensa
personal en la federación de Judo; y Goshindo,
que es su traducción en japonés, en la federación de Karate; Defensa Personal Policial en la
federación de Lucha) que hacen que cualquier observador se eche las manos a la
cabeza.
A esto hay que añadir que las artes marciales chinas son, como su
propio nombre indica, de origen chino y la administración deportiva en España
ha aprobado su inclusión en federaciones deportivas de artes marciales de
origen japonés de las que, por supuesto, no derivan (en todo caso, sería al
contrario). Los observadores extranjeros de las artes marciales chinas consideran
que esta situación en España es una aberración y, por ello, existe disidencia
ya que “hace daño a la vista” observar que la Federación Española de Judo forme
parte de la Federación internacional de Wushu.
La
unión
Todos estos factores citados anteriormente han contribuido a
disgregar a todos los practicantes de artes marciales chinas y, en España, aún
más gracias a su administración deportiva.
En primer lugar, en España, lo razonable sería que la administración
deportiva aprobase la creación de una Federación deportiva de Artes Marciales
Chinas agrupando todas las disciplinas que están disgregadas en varias
federaciones y que hacen referencia a la misma modalidad (wushu, kung-fu, boxeo
chino) y sus especialidades (tai-chi-chuan).
En segundo lugar, es necesario que todos los practicantes de artes
marciales chinas olvidemos nuestras diferencias y pensemos en lo que nos une,
porque unidos podemos conseguir grandes retos. Bajo el término kung-fu hemos
conseguido una gran popularidad a través del cine, bajo el término kuoshu persistió
en Taiwan, bajo el término wushu es conocido en el COI. A cada cual le gustará
más uno u otro, pero todos valoramos los logros conseguidos también por los
demás en un beneficio común de difundir y popularizar nuestro arte.
Por ejemplo, siendo practicante de kung-fu (tradicional) no por
ello dejo de disfrutar viendo una espectacular competición internacional de
wushu, así como reconozco los esfuerzos y logros que han conseguido en su lucha
por el reconocimiento olímpico. De igual forma, creo que un practicante de
wushu (moderno) disfrutará aprendiendo la aplicación práctica de las técnicas
de kung-fu.
Y este objetivo común pasa por el consenso y una tolerancia
absoluta entre las partes, sin imposiciones de unos sobre otros, en un espacio
común donde cada cual pueda desarrollar libremente su arte.En este sentido, la federación internacional de wushu comenzó a retomar el camino acertado en 2004 incluyendo la modalidad denominada wushu tradicional y eliminando las formas o rutinas obligatorias predeterminadas.
Un aspecto determinante, para evitar la disgregación que se provocó en España, es la acertada elección de las personas que dirigen o, mejor dicho, las cualidades y valores del perfil adecuado para dirigir con éxito, descartando la ambición personal y seleccionando una alta empatía, honestidad y humildad. Y con una clara mentalidad marcada en conseguir el objetivo de facilitar la incorporación y satisfacción de todo el que las practique, creando un buen ambiente de cordialidad y un clima de unidad, fomentando así las artes marciales chinas en toda su extensión.